miércoles, 20 de febrero de 2013

La Justeza del Paro Cafetero del 25 de Febrero






Juan Carlos Martínez Botero*

El próximo 25 de febrero miles de cafeteros se expresaran de nuevo en poblaciones y carreteras del país ante el abandono al que los tiene sometidos el gobierno nacional. La nueva protesta es una más, en la carrera iniciada desde el año pasado, con la masiva movilización a Manizales,  para buscar una respuesta del gobierno nacional ante la dura crisis que vive la caficultura colombiana. Hasta el momento las ayudas ofrecidas por el presidente Juan Manuel Santos han sido inocuas y mantienen intacta la columna vertebral de la crisis que azota a los cafeteros.

Mucho le debe el país a la caficultura colombiana, desde importantes vías de acceso, acueductos y  centros de formación, hasta mantener un nivel socioeconómico que no permitió mayores degradaciones sociales en las poblaciones cafeteras, tales como  las que viven otras zonas del país. Por eso y con toda razón, a instancias del Movimiento por la Dignidad Cafetera, empresarios, caficultores y  obreros agrícolas se aprestan a utilizar nuevamente el mecanismo de la protesta social, para reclamar la atención de un gobierno de oídos sordos, de frases rimbombantes, pero que con su peculiar demagogia no ofrece soluciones de fondo a una crisis que amenaza con alterar la relativa estabilidad social de los campos y poblados cafeteros.

Cinco reclamos le están haciendo al gobierno nacional mediante un pliego de peticiones, ellos son: Parar las  importaciones de café al país;  no permitir mega minería en zonas de cultivo del grano; solución al problema de las  deudas; control al precio de los agros insumos;  y un precio mínimo de  sustentación que permita recuperar los costos de producción.  De manera inconsecuente la burocracia de la Federación se ha puesto  de espaldas a sus cafeteros y replica las posiciones del gobierno nacional frente al paro, conminando a los cafeteros a quedarse en sus casas mientras la crisis hace agua y caminan rumbo a la ruina definitiva.

El fin de semana se vendió café por debajo de los quinientos mil pesos la carga, volviendo  el Apoyo de Ingreso a la Caficultura, AIC, de sesenta mil pesos,   inane para recuperar los costos de producción, que están en alrededor de setecientos mil pesos la carga.  Mientras esto pasa, uno de los  problemas principales, tal y como lo es  la revaluación del peso frente al dólar y del que depende directamente el precio interno, es un  asunto al que el gobierno nacional  no le mete la mano por mantenerse en la ortodoxia  neoliberal de la liberación de la tasa cambiaria.

De nada le sirven al sector  los anuncios de Santos  quien,  en tono proselitista, señala  que tiene corazón cafetero, o que se ponga sombrero aguadeño o que,  aparentando ser lo que no es,  llegue a las poblaciones manejando Jeepao, cuando no hay soluciones de fondo al problema cafetero. Tales hechos confirman que la movilización democrática y civilista es la única esperanza que les queda a los cafeteros, ojalá el gobierno nacional tome atenta nota de ello y adopte las correcciones del caso.

*Abogado
https://twitter.com/Jmartinezbotero