La decisión del Polo Democrático Alternativo de no votar por ninguno de los dos aspirantes a la Presidencia en las elecciones del 20 de junio, dando libertad a sus electores entre la abstención, el voto en blanco, el voto nulo o simplemente la no marcación de la tarjeta electoral, tuvo acogida entre sus votantes e incluso entre unos cientos de miles de ciudadanos más. Al menos así se colige del análisis de los guarismos electorales. Teniendo presente que en la primera vuelta por el candidato Gustavo Petro, marcaron 1.329.512 ciudadanos, equivalente al 9.15% de los votantes. El cuadro al inicio de este artículo nos permite sacar las conclusiones pertinentes.
Las cifras presentadas nos muestran que, con respecto a la primera vuelta, el 9.66% de los ciudadanos que votaron en primera vuelta no lo hicieron esta vez, una suma similar a la sacada por el candidato del POLO. La abstención total aumentó en 4.76%. El voto en blanco tuvo un incremento del 98.49%, los votos nulos aumentaron en un 16.07% y las tarjetas no marcadas en un 29% con respecto a la elección anterior. En total hubo 1.695.676 ciudadanos que habían votado por alguno de los candidatos en la elección anterior que esta vez no lo hicieron por ninguno de los dos, absteniéndose, votando en blanco, anulándolo o simplemente no marcando la tarjeta electoral.
Esto muestra que, más que la tradicional abstención presentada en los certámenes electorales en Colombia, esta vez hubo una abstención activa y un aumento considerable del voto protesta como lo es: La no marcación de la tarjeta, el voto nulo y el voto en blanco. Los medios de comunicación resaltan el incremento de la abstención y la explican y sustentan en el día lluvioso, en la transmisión del mundial de futbol o en la falta de emoción de la segunda vuelta. Estas explicaciones silencian y se niegan a reconocer que millones de colombianos decidieron no votar, o protestar mediante las diferentes formas, porque los dos programas y candidatos en contienda representaban el continuismo del neoliberalismo, la entrega de la soberanía y la negación de los derechos sociales. A pesar de los ingentes esfuerzos del régimen por aniquilar un proyecto alternativo como el POLO, esta colectividad política sigue viva, anunciándose como la única oposición y con una base material importante para seguir trabajando y convertirse en opción de poder y ofrecerle, a los colombianos, el cambio que realmente necesitan.

Las cifras presentadas nos muestran que, con respecto a la primera vuelta, el 9.66% de los ciudadanos que votaron en primera vuelta no lo hicieron esta vez, una suma similar a la sacada por el candidato del POLO. La abstención total aumentó en 4.76%. El voto en blanco tuvo un incremento del 98.49%, los votos nulos aumentaron en un 16.07% y las tarjetas no marcadas en un 29% con respecto a la elección anterior. En total hubo 1.695.676 ciudadanos que habían votado por alguno de los candidatos en la elección anterior que esta vez no lo hicieron por ninguno de los dos, absteniéndose, votando en blanco, anulándolo o simplemente no marcando la tarjeta electoral.
Esto muestra que, más que la tradicional abstención presentada en los certámenes electorales en Colombia, esta vez hubo una abstención activa y un aumento considerable del voto protesta como lo es: La no marcación de la tarjeta, el voto nulo y el voto en blanco. Los medios de comunicación resaltan el incremento de la abstención y la explican y sustentan en el día lluvioso, en la transmisión del mundial de futbol o en la falta de emoción de la segunda vuelta. Estas explicaciones silencian y se niegan a reconocer que millones de colombianos decidieron no votar, o protestar mediante las diferentes formas, porque los dos programas y candidatos en contienda representaban el continuismo del neoliberalismo, la entrega de la soberanía y la negación de los derechos sociales. A pesar de los ingentes esfuerzos del régimen por aniquilar un proyecto alternativo como el POLO, esta colectividad política sigue viva, anunciándose como la única oposición y con una base material importante para seguir trabajando y convertirse en opción de poder y ofrecerle, a los colombianos, el cambio que realmente necesitan.
Juan Carlos Martínez Botero. Manizales, Junio 21 de 2010
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