viernes, 29 de marzo de 2013

LA REFORMA A LA SALUD: OTRO ENGAÑO SANTISTA




Juan Carlos Martínez Botero
Abogado, Manizales 29 de marzo de 2013
https://twitter.com/Jmartinezbotero 

Las crecientes deficiencias en el sistema de salud en Colombia  han convertido en anhelo y   clamor   ciudadano la reforma del mismo. Acabar y superar la  nefasta Ley 100 de 1993, es una necesidad utilizada hoy por el gobierno de Juan Manuel Santos, para la presentación de  un  proyecto de Ley que,  en tono eufemístico,    preserva los aspectos sustanciales y los actores principales del actual sistema, privilegiando un esquema que funciona sobre la base de la intermediación financiera y que persiste en negar el carácter de derecho fundamental a la salud, sometiéndolo a una lógica mercantilista. De manera acertada el Senador Jorge Enrique Robledo en un análisis sobre el tema[1] calificó  la reforma santista a la salud como la versión 2.0 de la Ley 100 de 1993.

Echando mano de la  semántica,  y de unas cuantas acepciones para confundir  incautos, el gobierno nacional propone adoptar otros términos para reencauchar  lo que no encuentra legitimidad alguna en el actual esquema de salud. En este sentido el actual POS, es remplazado por Mi-Plan, las  Instituciones Prestadoras de Salud, IPS, por  los Prestadores de Servicios de Salud y las EPS  por  Gestores de Servicios de Salud. Desaparece el FOSYGA dando lugar a una nueva entidad definida como Salud-Mía. Entre tanto el paseo de la muerte, la negación de procedimientos y medicamentos, el falseamiento de la información y de las cuentas presentadas por parte de las EPS, la utilización de los recursos de la salud para fines distintos y los márgenes de utilidades derivados de la intermediación no son abordados por la propuesta gubernamental.

El proyecto mantiene las principales funciones de las  EPS, ahora  Gestores de Servicios de Salud, entre ellas se destacan:  Continuaran recibiendo del sistema el pago por los gastos de administración, ahora girados por Salud-Mía y no recaudados directamente (art. 11, Literal J); harán las prestaciones individuales de salud contenidas en Mi-Plan (art. 19); serán responsables de la prestación del servicio de salud (art. 20 Literal b); suscribirán los  contratos con los Prestadores de Servicios de Salud (art 27, Literal f); podrán ser personas jurídicas de carácter público, privado o mixto (art 26), teniendo las de carácter privado que organizarse bajo la figura de sociedades anónimas; recibirán una suma fija anual para financiar los gastos de administración y un  valor per cápita por  las prestaciones individuales de Mi-Plan y el  logro de acciones o resultados en salud  (art 33, Literales a y b); podrán atender simultáneamente los afiliados de los Regímenes Contributivo y Subsidiado (art 30); definirán con cada uno de los Prestadores de Servicios de Salud la forma de pago por los servicios pactados y ordenarán  a Salud-Mía realizar los giros correspondientes (art 34).

Como se advierte, las actuales  EPS se conservan y  perpetúan   uno de los principales problemas de la Ley 100 de 1993, tal y como lo es la  intermediación. Tal es así  que  el parágrafo del artículo 26  señala que las actuales Empresas Prestadoras de Salud, EPS,  “podrán transformarse en Gestores de Servicios de Salud” y  el artículo 55 les otorga  un plazo de dos años para ello. El gobierno remarca una tendencia clara de favorecer la participación del capital financiero en los principales asuntos del país, aún a costa de seguir sacrificando los derechos y el patrimonio de los colombianos y desconociendo que en el negocio de la intermediación se van entre el 30 y el 35%[2]  de los recursos del sistema, que para al año 2012, según  el mismo ministerio de salud[3],  ascendieron a 26 billones de pesos.  

De otro lado,  el proyecto de Ley acaba con el concurso de méritos para la selección de gerentes de las Empresas Sociales del Estado, estableciendo que  serán de libre nombramiento y remoción por parte de la autoridad nacional o territorial competente (art.  64) y más grave aún  reviste al Presidente de la República de  facultades extraordinarias para que en un  término de seis meses, modifique el régimen laboral de  los servidores que prestan sus servicios en las Empresas Sociales del Estado de nivel nacional y territorial, bajo el supuesto de hacer sostenibles estas instituciones (art. 65), por lo que se avizora un desmejoramiento de las condiciones laborales de estos servidores públicos.    

La pretendida reforma no soluciona los problemas esenciales del actual sistema, por el contrario busca darle un segundo aire a las actuales EPS, ahondar la concepción mercantilista promovida por las agencias internacionales de crédito en el tema de la salud pública y aprovecharse de los anhelos de cambio del pueblo colombiano para perpetuar un sistema inicuo.




[1] http://www.moir.org.co/Reforma-a-la-salud-de-santos-ley.html 

[2]Peláez, Jaime. (2012)  ¿…GASTO, PRESUPUESTO O… BOTIN?. Facultad Nacional de Salud Pública. Universidad de Antioquia. Marzo 6. Disponible en http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/bibliotecaSedesDependencias/unidadesAcademicas/FacultadNacionalSaludPublica/Diseno/archivos/Tab7/presentacion%20salud%20febrero%20-%20marzo%20%202012%20sabado%203%20de%20marzo.pdf

[3] Exposición de motivos del Proyecto de Ley “Por el cual se redefine el Sistema General de Seguridad Social en Salud y  se dictan otras disposiciones” p. 50. Disponible en http://www.minsalud.gov.co/Normatividad/Proyecto%20de%20Ley%20Ordinaria%20Salud.pdf

domingo, 3 de marzo de 2013

CONFUNDE Y NO VENCERÁS: SIGUE EL PARO CAFETERO



Juan Carlos Martínez Botero*
Chinchiná Caldas, 3 de Marzo de 2013

En un intento desesperado por confundir a la opinión pública y a los mismos cafeteros que desde hace siete días se concentran  en las carreteras del país, exigiendo solución a sus problemas, el gobierno de Juan Manuel Santos a la cabeza de sus ministros de Hacienda, Agricultura y del  Interior, salieron a replicar ante los medios de comunicación que habían logrado un acuerdo para poner fin al paro, que por lo contrario sigue creciendo y se reafirma en las zonas cafeteras del país.

Aprovechando los antidemocráticos estatutos de la Federación y la obsecuencia de una burocracia que hace mucho vive  de los cafeteros más no del café, salieron a hacer un anuncio de terminación del paro, mientras los legítimos voceros del Movimiento Por la Defensa y la Dignidad Cafetera, siguen sin ser atendidos por el gobierno nacional. Pero como se está volviendo frecuente en el gobierno de la manguala  nacional, les salió el tiro por la culata, toda vez que en los sitios de concentración los cafeteros siguen apostados en las carreteras y desconocen las orientaciones de una burocracia plegada al gobierno nacional, encabezada por el insulso Luis Genaro y que hace mucho desligó su suerte personal de la suerte del conjunto del gremio caficultor.

Lo que ocultaron con el show mediático montado, es que el supuesto acuerdo es un acuerdo de yo con yo, como lo definió un importante dirigente gremial, toda vez que el artículo quince de los estatutos de la Federación de Cafeteros establece que: “El Ministro de Hacienda y Crédito Público, tendrá tantos votos, cuantos sean necesarios para equilibrar el poder de voto entre el gobierno y los representantes cafeteros. Cuando ocurran empates al votarse una medida los dirimirá el Señor Presidente de la República”, es decir, según los antidemocráticos estatutos, cualquier decisión que salga de ese órgano que “representa” a los cafeteros del país, será una decisión del gobierno nacional, por lo que constituye una ofensa a los cafeteros, que se han levantado en tan digno movimiento, intentar confundirlos, hablar en su nombre, señalar un supuesto acuerdo y aún más dividirlos,  estableciendo diferencias en el Apoyo de Ingreso a la Caficultura, AIC, para los que tienen hasta veinte hectáreas y los que tienen más de esa cantidad de tierra.

Según reporte de los sitios de concentración la resistencia civil y el acompañamiento ciudadano sigue creciendo y, en medio de la protesta se agudiza el paro camionero, salen los indígenas del Cauca y en múltiples escenarios se escuchan voces de respaldo a los cultivadores de un producto insigne, por el cual es reconocido Colombia en el exterior. La solidaridad se expresa de igual modo en las capitales de departamento, donde se organizan brigadas para recoger alimentos y suministros que le permitan a los cafeteros y cacaoteros mantenerse en pie.
Santos y sus ministros  en vez de intentar sofocar el paro con maniobras de corto vuelo o con la brutal represión de la que dan cuenta numerosos testimonios y videos,  debería de una vez por todas atender el pliego de los caficultores que se mantiene vigente: Precio Remunerativo y estable por lo menos de 850 mil pesos, suspender  las  importaciones de café al país,   no permitir mega minería en zonas de cultivo del grano,  solución al problema de las  deudas  y control al precio de los agros insumos.

En Irra, Remolinos, Mondomo, Garzón, Pitalito,  Boquerón, Calarcá, la Fortuna, y decenas de sitios más de la geografía nacional  se escucha el grito de la desobediencia civil cafetera. Una obligación de los demócratas del país es acompañar los justos reclamos de los agricultores colombianos, hasta que sean oídos por el gobierno nacional.

*@Jmartinezbotero en Twitter