Juan Carlos Martínez Botero*
Chinchiná Caldas, 3 de Marzo de 2013
En un intento desesperado
por confundir a la opinión pública y a los mismos cafeteros que desde hace
siete días se concentran en las carreteras
del país, exigiendo solución a sus problemas, el gobierno de Juan Manuel Santos
a la cabeza de sus ministros de Hacienda, Agricultura y del Interior, salieron a replicar ante los medios
de comunicación que habían logrado un acuerdo para poner fin al paro, que por
lo contrario sigue creciendo y se reafirma en las zonas cafeteras del país.
Aprovechando los
antidemocráticos estatutos de la Federación y la obsecuencia de una burocracia
que hace mucho vive de los cafeteros más
no del café, salieron a hacer un anuncio de terminación del paro, mientras los
legítimos voceros del Movimiento Por la Defensa y la Dignidad Cafetera, siguen
sin ser atendidos por el gobierno nacional. Pero como se está volviendo
frecuente en el gobierno de la manguala nacional, les salió el tiro por la culata,
toda vez que en los sitios de concentración los cafeteros siguen apostados en
las carreteras y desconocen las orientaciones de una burocracia plegada al
gobierno nacional, encabezada por el insulso Luis Genaro y que hace mucho
desligó su suerte personal de la suerte del conjunto del gremio caficultor.
Lo que ocultaron con el show
mediático montado, es que el supuesto acuerdo es un acuerdo de yo con yo, como
lo definió un importante dirigente gremial, toda vez que el artículo quince de
los estatutos de la Federación de Cafeteros establece que: “El Ministro de Hacienda y Crédito Público, tendrá tantos votos,
cuantos sean necesarios para equilibrar el poder de voto entre el gobierno y
los representantes cafeteros. Cuando ocurran empates al votarse una medida los
dirimirá el Señor Presidente de la República”, es decir, según los
antidemocráticos estatutos, cualquier decisión que salga de ese órgano que “representa” a los cafeteros del país,
será una decisión del gobierno nacional, por lo que constituye una ofensa a los
cafeteros, que se han levantado en tan digno movimiento, intentar confundirlos,
hablar en su nombre, señalar un supuesto acuerdo y aún más dividirlos, estableciendo diferencias en el Apoyo de
Ingreso a la Caficultura, AIC, para los que tienen hasta veinte hectáreas y los
que tienen más de esa cantidad de tierra.
Según reporte de los sitios
de concentración la resistencia civil y el acompañamiento ciudadano sigue
creciendo y, en medio de la protesta se agudiza el paro camionero, salen los
indígenas del Cauca y en múltiples escenarios se escuchan voces de respaldo a
los cultivadores de un producto insigne, por el cual es reconocido Colombia en
el exterior. La solidaridad se expresa de igual modo en las capitales de
departamento, donde se organizan brigadas para recoger alimentos y suministros
que le permitan a los cafeteros y cacaoteros mantenerse en pie.
Santos y sus ministros en vez de intentar sofocar el paro con
maniobras de corto vuelo o con la brutal represión de la que dan cuenta
numerosos testimonios y videos, debería
de una vez por todas atender el pliego de los caficultores que se mantiene
vigente: Precio Remunerativo y estable por lo menos de 850 mil pesos, suspender
las
importaciones de café al país, no permitir mega minería en zonas de cultivo
del grano, solución al problema de
las deudas y control al precio de los agros insumos.
En Irra, Remolinos, Mondomo,
Garzón, Pitalito, Boquerón, Calarcá, la
Fortuna, y decenas de sitios más de la geografía nacional se escucha el grito de la desobediencia civil
cafetera. Una obligación de los demócratas del país es acompañar los justos
reclamos de los agricultores colombianos, hasta que sean oídos por el gobierno
nacional.
*@Jmartinezbotero en Twitter
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